Cuando sea grande.

“¿Qué quieres hacer cuando seas grande?”

¿Cuántas veces habran escuchado eso no? Y para cada una de esas veces, una respuesta diferente, y al final cada una de esas queda en el olvido…

Yo hoy día quiero hacerles una pregunta.

¿Qué es ser grande?

Algunas personas me dicen que ya soy adulta, otros me reconfortan diciendome que tengo la vida por delante. Yo no sé donde es delante. No sé que tan largo es el camino que tengo en frente. No sé que tan largo es el camino que ya recorrí. No sé cuantos kilometros se debe caminar para ser “grande”…

Yo me siento pequeña. Me siento pequeña cuando miro los edificios, pequeña cuando miro el cielo, pequeña hasta cuando respiro, en este mundo. Pero más pequeña me siento cuando temo, y aún más cuando lloro.

Me gustaría preguntarle a alguien lo que es ser grande, pero no se quién será ese alguien, por más que observo y observo, al mi rededor solo veo un montón de gente pequeña. Me pregunto ¿dónde estarán los grandes? ¿Dónde ubico a un grande, para preguntarle como llego a su altura?

Tal vez si llego al final del camino habré recorrido suficientes kilómetros para ser grande.

Pero dicen que no hay que correr muy rápido, sino pueda ser que no estés avanzando. Tal vez si vayas despacio avances más rápido... No sé tampoco cuál es la velocidad adecuada.

¿Tal vez si camino junto a mi niña pueda caminar lo suficientemente lento para crecer? Entonces la observo, la observo mucho, porque si no la observo no recuerdo, si no recuerdo no aprendo, y si no aprendo, no vivo. Entonces yo le enseño a mirar a donde caminar, y ella también me enseña. Ella me enseña a dejar de mirar.

A veces hay caídas que no puedes prever, que te agarran de improviso. Algunas son chistosas al final de cuentas, otras duelen un poco más. Cada una te deja una cicatriz, algunas no se notan porque no te dolieron tanto como para dejarte una marca. Y están las otras, las que te siguen para siempre, tus cicatrices del alma. Algunas de ellas intentas esconderlas, intentas taparlas. Pero en los días de lluvia reaparecen,y a veces arden. Creo que solamente cuando te acostumbras a verlas es que te olvidas que existen. Y cuando te preguntan por ellas, solo sonríes.

¿Tal vez eso sea ser grande?

Tal vez es llegar a sonreír con tus caídas, tal vez es avanzar poco a poco, sin medir el camino, sin medir la velocidad, sin mirar cuanto recorriste tampoco. Tal vez es caminar con los ojos cerrados, sin temer.

Me siento tan pequeña pensándolo. Porque yo temo. Y temo mucho. Pero en todos esos temores que tengo, el que mas me aterra, es que mis cicatrices sean hereditarias. Que las heridas que mañana me provoquen sonrisas, le provoquen a ella muchas lagrimas.

Creo que si me preguntan hoy ¿Qué quiero hacer cuando sea grande?

Creo que les responderia que quiero ser su “grande”. Para que ella sepa a quien preguntarle.

Y para saber que responderle.

¿Le daría consejos mas sabios tal vez?

Por ahora el único consejo que le quisiera brindar, es de mirar. Mirar a donde camina, mirar a quien se encuentra en su camino, mirar a quien escoge para acompañarla en ello.

Porque yo no miré. Y a mi me dolió. A mi aun me duele. Tal vez me duela siempre.

Porque no quiero ver mis heridas en sus ojos. No quiero sentir mis gritos en sus labios. No quiero sentir mis vacíos en sus brazos.

Y tal vez me equivoco. Tal vez el camino sea confiar, tal vez el camino sea amar, sin preguntarte a quien tengas en frente, sin preguntarte a donde te lleve...

Tal vez si miras mucho, te puedas perder de todo, de todo lo más importante. Tal vez te pierdas de los pasos. Los pasos para ser grande.

¡Y vaya! Que pequeña que aún me siento...

Filia Stellae.

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