Tatuajes de lluvia
- Filia Stellae

- 4 jun 2018
- 2 Min. de lectura
Sabes, a veces los días lluviosos, pueden ser cálidos. Y sabes, los días soleados, también pueden tener sus diluvios.
Hoy te diré algo. ¿Qué ves por tu ventana? No te atreves a abrirla, ¿no?
Entonces, sal. Anda, arriésgate.
¿Ya la sientes?
No, no la mires. Porque aún, tú no puedes apreciar su belleza. Tan sólo cierra los ojos y siéntela. Pero por favor, mójate. Ándale, mójate mucho, ¿sí? Pero no olvides impregnarte.
Dime, ¿qué sientes?
Sientes las gotas que van cayendo, que se van precipitando. Las sientes resbalando por la punta de tu nariz. Sientes como tus hombros se van humedeciendo, y como tu pelo poco a poco va como… ¿Pesando? Mantiene los ojos cerrados.
Ahora acuérdate.
De tu primera lágrima. De tu primera caída. De tu primera cachetada. De tu primer adiós. De tu primer corazón roto. Y de tu primer “te odio”.
Dime, ¿qué sientes?
Tal vez aprietes las pupilas, las sientas húmedas, y reprimas una chispa de agua salada, sí. Sientes como las gotas se hacen más densas, sientes como van huyendo, como se van salvando… Las sientes golpearte fuerte un instante, y escaparse. Pero, dime. Sientes como poco a poco de ellas, te vas… ¿Nutriendo? Permanece con los ojos cerrados.
Y ahora acuérdate.
De tu primera sonrisa. De tu primer vuelo. De tu primera caricia. De tu primer abrazo. De tu primera ilusión. Y de tu primer “te amo”.
Dime, ¿qué sientes?
Tal vez aprietes los labios, los sientas húmedos, y destapes una gran sonrisa, sí. Sientes como las gotas se hacen más ligeras, sientes como van huyendo, y se van desvaneciendo. Las sientes golpear sutilmente un momento, y derrumbarse. Y, dime. Sientes como poco a poco de ellas, te vas… ¿impregnando? Abre los ojos.
Y ahora contempla. Mírala caer en trombas. En cada gota llevas un recuerdo puesto. Algunos se impregnan en tu ropa, otros en tu piel, y los otros se desmoronaron en el suelo.
Ahora es tiempo de volver a casa. De cambiar de ropa. Y de sólo mirar por la ventana. Qué bonito es recordar esa sensación, ¿no?
Mira el cielo. Ya no lo ves tan oscuro, ¿cierto? Mira los charcos, y piensa en lo hermoso que ahí se vería tu reflejo. Dime. ¿Sientes ese calor en tu pecho? Dime. ¿Acaso la lluvia no es preciosa?
Entonces no dejes que se vaya. No la huyas. E imprégnate lo más que puedas.
A veces serás sol, otras serás lluvia, pero todas las veces, recuerda ser tú. No te escondas de tu pasado, por más caídas que tuviste. Sonríele al presente, por más lejos que veas la luz. Y no le temas al futuro, por más incierto que sea.
Estás contigo, nada te va pasar. Y cuando haya días lluviosos, recuerda. Recuerda también que la lluvia puede ser hermosa. Recuerda que después de ella, el sol siempre saldrá.
Y cuando mires tus heridas y tus cicatrices, no importa si las llevas tatuadas en la piel o grabadas en el alma, sólo recuerda. Que antes de traerte lágrimas, te trajeron muchas sonrisas. Y con eso, siempre, quédate.
Filia Stellae.

"Como todas las cicatrices, esta también escuece la víspera de los días de lluvia." - La luz de Candela (2014), Mónica Carrillo -




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